Resident Evil: Director’s Cut es el primer videojuego de la saga de Resident Evil desarrollado por Capcom. Lo hizo para PlayStation con claras referencias a Alone in the Dark. La esencia del juego son las cámaras fijas, mucha sangre, zombis, conspiraciones… Así nació el survival horror.
Uno de los primeros survival horror
El juego original fue publicado en 1996 para PlayStation, pero posteriormente también ha sido adaptado para Sega Saturn, Windows y Nintendo DS. Estas dos primeras versiones cuentan con más cámaras y nuevos enemigos. Además, debido al éxito que cosechó dispone de adaptaciones con mejoras para GameCube, Wii, PS3, PS4, Xbox 360, Xbox One y otra nueva para ordenadores. Sin embargo en este retro análisis nos centraremos en la primera dicción. Es uno de los primeros juegos en ser considerado como survival horror, debido a la tétrica ambientación, el tipo de cámara fija y la dinámica del juego. Por tanto es uno de los videojuegos clásicos de terror más importantes de la historia.
El brote original del virus-T
En una noche de verano, en las afueras de Raccoon City, se descubren múltiples asesinatos con signos de canibalismo. Para investigar lo que ha ocurrido se envían a los S.T.A.R.S., quienes se separan para investigar. Uno de los equipos descubre el helicóptero de sus compañeros derribado. Mientras buscan pistas para averiguar qué ha ocurrido, son atacados por cerberus: unos perros infectados con el virus-T. El piloto del helicóptero de su equipo, aterrorizado, despega y abandona a sus compañeros. Entonces los soldados del S.T.A.R.S. deciden buscar refugio en una mansión cercana, para librarse de los cerberus. Así comienza Resident Evil: Director’s Cut.
Los supervivientes de la cacería son: Chris Redfield, Jill Valentine, Albert Wesker y Barry Burton. Personajes míticos en la franquicia. Dentro de la mansión escuchan un disparo. Hacia allí se dirigen. Entonces se produce una de las escenas más recordadas de Resident Evil: Director’s Cut. Un zombie devora a uno de sus compañeros. Pero no se detienen y siguen avanzando por la mansión. Hasta que descubren que un grupo de investigación clandestino, bajo el nombre de Umbrella, realizan investigaciones ilegales. La cara pública de esta compañía es la de una farmacéutica. Mediante un agente biológico, el Tyrant-Virus, se realizan arriesgados experimentos con el resultado de espantosas mutaciones. Por tanto, ya se sabe de donde vienen las abominaciones que les perseguían.
Diferentes desarrollos del juego
Antes de proseguir, voy a dejar claro que lo que viene a continuación son spoilers de la mitad y final del juego. Por tanto si tienes pendiente jugar a Resident Evil: Director’s Cut, te aconsejo que no sigas leyendo. Si no es así, disfruta.
Después de avanzar por los laberínticos pasillos de esta mansión aterradora, el jugador descubrirá el laboratorio secreto y subterráneo de Umbrella. Allí un compañero, Albert Wesker, revelará que es un agente doble y su intención es liberal al Tyrant-002, un ser humanoide gigante. Según las acciones que se hayan realizado durante la partida, el Tyrant asesina a Wesker o deja inconsciente a Barry Burton. Por tanto la siguiente misión será acabar con este ser mutado. Y de esta forma se desarrollara el juego hasta acabar en 8 finales distintos, 4 por cada personaje jugables: Chris Redfield y Jill Valentine.
Tosca jugabilidad y planos muertos
A día de hoy lo vemos como un defecto, pero en aquel entonces era una virtud. Esos planos fijos, con poca visibilidad, eran un elemento perfecto para aumentar la dificultad del juego. Así como ese tosco control, que en más de una ocasión nos hizo sobresaltarnos con la llegada de zombies, pero que a día de hoy lo recordamos con añoranza. Por tanto la tensión era agobiante y venía acompañada con sustos, lo cual era la esencia del nuevo género (por aquel entonces) survival horror. Resident Evil: Director’s Cut fue considerado un gran juego, y por tanto los defectos fueron minimizados. Sin embargo los tiene y son importantes. Los vemos.
Otros defectos de Resident Evil: Director’s Cut
Si bien los defectos anteriores pueden pasar desapercibidos, en pos a la dificultad, hay otros que sí hay que tener en cuenta. Gráficamente es bastante flojo. Resident Evil 2 le dio mil vueltas en este aspecto. Hay poca variedad de armas. Este es otro de los puntos que se amplío generosamente en títulos anteriores, pero en la primera edición dejó mucho que desear. También podemos destacar el mal sonido de Resident Evil: Director’s Cut, ya que los efectos sonoros tenían mucho margen de mejora.
Un viaje cargado de nostalgia
Volver a jugar a Resident Evil: Director’s Cut supone un paseo al pasado cargado de nostalgia. Cómo olvidar esas puertas que se abren lentamente, cargando el suspense hacia lo que encontrarás al otro lado. Cómo olvidar la escena donde vimos al primer zombie devorando a un compañero. Cómo olvidar esa tétrica ambientación cinematográfica, a pesar de la baja calidad gráfica, pero con esa sensación de entornos antiguos y sombríos. Resident Evil: Director’s Cut es una obra maestra del terror. De hecho, los juegos actuales consiguen trasmitir lo que en su día transmitió este clásico del terror. Por tanto, bendita remasterización, o remake. Pero de ello hablaremos otro día.