Dark Souls II es una caja llenas de sorpresas. Tanto para bien como para mal. Antes de nada, te recomiendo que visites el artículo donde hago mención a ciertas elecciones de diseño a los que uno debe enfrentarse en su aventura, las cuales encuentro… irritantes. ¿Va? Pues al lío.
Intro
El juego abre con una cinemática donde se presume que eres un hombre, puesto que se ve a una mujer con un bebé que se supone que es tu familia. Ya empezamos mal, marcando género cuando luego puedes cambiártelo. Si crees que esto es una minucia, ve contándolas y cuando acabes de leer todo el texto habrás hecho una montaña.
La confusa historia
Más tarde descubres que te encuentras en Drangleic, tierra que presenció varias batallas contra unos seres del tamaño de un edificio. Pero eso ya quedó atrás. Tu papel en este juego es… Mirad, este juego tiene una historia confusa, y quizá debería informarme más, pero al menos en su primera entrega supe que tenía que enlazar la llama con las almas de unos señores para iniciar una nueva era. Fácil, sencillo y para toda la familia.
Dark Souls II me lo he pasado más veces que el primero, y aun así sé más del primero que del segundo. Esta segunda entrega está más centrada en el aquí y el ahora, las diferentes situaciones que te vayas encontrando es la historia, pero es que no hay mucho de lo que tirar. Algún dato que otro te sueltan los NPCs, alguna misión que seguir pero ninguna lleva a ningún lado. Lo único que haces es llenar Majula de gente para que te hagan esto o lo otro, pero de historia bien poco.
Personajes de Dark Souls II
No veo mal que haya referencias a personajes de la primera entrega, si soy sincero. Al fin y al cabo, este juego transcurre después de lo ocurrido en Dark Souls. Ciertas armas o armaduras no tienen su nombre original, sino una variante, que no nombra quién la portaba. Es una forma de señalar la distancia de tiempo entre estas eras, pero hay quien puede verlo como «oye, ¿te acuerdas de Dark Souls? Mira, una referencia». Pues funciona porque te alegras verlo, pero REPETIR TRES JEFES del anterior juego de una forma tan descarada es ya abusar de la «nostalgia». Hablo de «Viejo matadragones» (Orstein), «Gárgolas del campanario» (no hace falta dar explicaciones) y «Autoridad real de las ratas» (Sif sin espada). Solo recuerdo tres, es posible que haya alguno más.
Un ejemplo de esto es la pelea entre Pate (mismo personaje que Patches) y otro NPC. Uno te dice que uno es malo. El otro te dice lo mismo del otro. Llegará un momento donde tengas que decidir a quién ayudas, mientras ambos pelean… y tu decisión importa bien poco. Solo te sirve para desbloquear su armadura. Es la versión cutre de la pelea entre Orstein y Smough.
Los fallos de Dark Souls
Hasta ahora hemos visto cosas malas, como que se pasa por la torera lo de que esto es un RPG (tampoco es que la primera entrega lo hiciera muy bien), no aprovecha a sus NPCs para contar historias o crear misiones secundarias interesantes y recicla jefes del primer juego. Pasemos a contar algunas cosas buenas, venga.
Las bondades del juego
Si juegas en PC, sabrás que la versión de DS2 es lo mejor de lo mejor. Se ve bien, se siente bien, se maneja bien y los 60 FPS no hay quien te los quite. Por esta parte, chapó a FromSoftware.
Por otro lado, el combate en este juego es mucho mejor. Más armas, más armaduras, más hechizos, maleficios, milagros, anillos, etc. El inventario ha sido ampliado, pudiendo tener 3 armas en cada mano, 10 objetos en tu cinturón y ahora puedes consumir varios del mismo objeto de una sola vez. Otra vez, muy bien acertado en esta mejora.
Señalar que el combate a dos manos es más satisfactorio que en el primero. En este, lo más que hacías era ponerte un arma que hiciera animaciones distintas, pero en DS2 puedes ponerte armas (siempre y cuando hagan el mismo ataque), mantener pulsado triángulo o Y y podrás entrar en modo dual. Le da un nuevo sabor al juego.
Durabilidad de las armas
Esto es algo que no entiendo. Las armas son de cartón piedra: duras, pero con unos golpes ya están rotas. Lo más gracioso de todo es que el polvo de reparación no te lo venden hasta casi la mitad avanzada del juego, con lo que el jugador deberá tener siempre varias armas a las que acudir. Supongo que quisieron que nunca se acomodase el jugador demasiado, que se esté atento… no sé, la verdad. No sé qué buscaban. Por suerte puedes encontrar anillos que alargan la durabilidad. Y hablando de anillos, hay una mecánica interesante que aquí han destruido.
Resulta que hay un anillo llamado «Anillo del sacrificio«. Este anillo permite morir pero sin perder almas. Claro está, el anillo se rompe y no lo vuelves a tener. Es eso: un sacrificio. Encuentras unos pocos a lo largo del juego, así que deberás usarlo cuando la situación lo requiera. Pero en DS2 solo hay uno que se rompe pero luego puedes arreglarlo por una cantidad irrisoriamente baja de almas en cualquier herrero. Adiós, mecánica. Te echaremos de menos.
La dificultad de Dark Souls II
Vamos a darle un poco a la dificultad. Como ya dije, tenéis mi artículo aquí. Visto eso, quiero añadir unas cosas más:
- En DS1 hay como máximo 2 gárgolas. La otra baja cuando a la primera le queda la mitad de vida. En DS2 suman hasta 4 AL MISMO TIEMPO.
- Los caballeros de Heide se pueden ir por donde yo me sé, con uno de sus ataques que no es posible de predecir.
- El dragón rojo a matar para bajar el puente es injusto. A menos que traigas arco y flechas o te des mucha prisa (y lo hagas a la primera), te estará escupiendo fuego. Y no hay donde cubrirse.
- El Solitario. En todas sus apariciones. De lo peor del juego.
Y bueno, alguna cosilla más habrá. Pero dejemos ya la dificultad. ¡Vayamos con el online! ¡Porque funciona!
El online de DS2, por suerte, funciona. A día de hoy sigue habiendo posibilidad de que te invadan allá donde vayas. Claro está, hay puntos más calientes que otros (hablo desde la experiencia en PC. Por fuentes de un amigo, en consola está más muerto que una momia). En esta versión con los tres DLCs, el número máximo de invocaciones e invasiones simultáneas han aumentado, con la posibilidad de tener hasta 8 jugadores en una misma sesión. Toda una pasada, honestamente.
He mencionado PC. He señalado que funciona a las mil maravillas. Que todo se ve estupendo. Bien. Pues os digo que no es oro todo lo que reluce.
Esto no es acerca de los gráficos, sino del apartado visual. Durante la aventura podemos ver en las paredes, cuando estas son enormes, la misma textura repetida una y otra vez. Te saca por completo de la inmersión. Y bueno, tras acabar con los jefes más importantes del juego, nos encontramos con una llama a enlazar, la cual se encuentra en una habitación absurdamente grande y vacía. ¿En qué estaban pensando? ¿Cómo dieron por válido eso?
Todo esto sin hacer mención a las burdas y baratas formas de conectar niveles, a través de pasillos. Skyrim es creíble porque es una tierra grande, con sus ciudades y cuevas, pero el mundo de Dark Souls es menos creíble. En su primera entrega es potencialmente aceptable, pero en la segunda entrega vamos de escenario en escenario, en vez de lugar en lugar.
Los escenarios
Los escenarios, a nivel individual, están bien hechos. Quitando las texturas repetidas (pocas, pero notorias), nos encontramos con escenarios muy interesantes. La iluminación hace gala, y casi siempre habrá un color que destaque: rojo para fuego, verde para veneno, azul para magia…
Dejando de lado el aspecto visual de los escenarios, siguen existiendo las paredes invisibles con su adición de la mecánica de las Puertas de Farros, que esconden tesoros o zonas (o recursos para acceder a otros tesoros). Otro punto a favor.
Por suerte, han arreglado el uso de enemigos que no pintaban nada en la primera versión de DS2. Ahora, cada uno está donde le toca por su razón de historia. Y continuando con nuevas mecánicas y enemigos, hablemos de la antorcha.
Ya en DS1 se jugó con la idea en las Catacumbas de que el jugador deba sacrificar una mano para llevar una fuente de luz (salvo otras dos alternativa). Aquí lo han llevado a un paso más allá: hay enemigos invisibles donde solo proyectan sus sombras, enemigos que temen al fuego, modificar la arena de combate de un jefe, actuar como confirmación de nuevos retos o simplemente, para los completistas, ir de poste en poste con madera para iluminar todo el nivel (Muelle de nadie, por ejemplo).
Resumen
Por mi parte creo haber dejado claro que opino del juego base. Pero si tenéis alguna duda aquí tenéis el resumen:
- Gran rejugabilidad: las ascuas de la adversidad te permite jugar la misma zona en un plus de dificultad otorgándote más recompensa por acabar con el jefe de la misma. Acabado el juego, nuevos enemigos aparecen, haciendo que la experiencia no sea repita.
- Posibilidad de crear el personaje como a ti te guste con muchas armaduras, armas, anillos, hechizos, maldiciones, milagros, pactos, etc.
- Secretos a ser encontrados: tanto zonas como objetos.
- Sistema de combate más que satisfactorio, tanto PvE como PvP (online funcional a fecha de este artículo).
- Banda sonora, gráficos y rendimiento muy destacables.
Lo malo:
- Decisiones que aportan una dificultad innecesaria: patrones de ataques inesperados, enemigos con mucha salud, animaciones insultantemente lentas, pérdida del máximo de salud al morir…
- Zonas con una pésima calidad visual. No porque se vean mal, sino que se nota vacía, con desencanto y apresura. Poner un par de cajas no es decorar una sala.
- Conexión: no siempre se puede confiar en tu habilidad en el PvP. Habrá momentos donde ocurran cosas que no deberían.
- Inicio: es posiblemente lo más duro para el jugador.
- Repetición de jefes de la primera entrega.
Acabado con la base, cerraré hablando brevemente de sus tres expansiones. Sin duda, lo mejor del juego. Todas aportan un nuevo reinado, que ha caído en el olvido y nos toca ver qué pasó.
La Corona del Rey de Marfil: Aquí predomina el hielo. Tiene para mi la pelea final más épica de toda la saga. Es una especie de lucha del mal contra el bien. Si vas acompañado de los soldados rescatados y 3 invocados, te garantizo una pelea impresionante. Pero también, tiene la zona más injusta de toda la saga. Hablo de la parte de la ventisca con esos renos a los cuales es imposible esquivar rodando. Dificultad artificial en su máxima expresión.
La Corona del Viejo Rey de Hierro: Aquí predomina el fuego. Es el que más me gusta. Debes hacer uso de los enemigos a tu favor para descubrir secretos en el escenario o acabar con enemigos muy duros. Un DLC muy completo.
La Corona del Rey Hundido: Aquí predomina el veneno. Aquí han jugado con el escenario cambiante. Activando ciertas placas o pivotes, plataformas suben o bajan o puertas se abren. También me ha gustado el cómo han afrontado el enemigo fantasma. Otro DLC más que recomendado.
Consiguiendo las tres coronas en estos DLCs tendremos un final distinto. No me he centrado mucho en estas aportaciones puesto que solo añaden un par de horas más al juego. Encontraremos nuevas armaduras, anillos, etc. Pero la magia que dejó el único DLC de Dark Souls… incomparable.